Descripción
Champagne Perrier Jouet Belle Epoque Vintage Blanc de Blancs 2006
Fresco y floral Perrier-Jouët Blanc de Blancs es un vivaz homenaje a la Chardonnay, como la firma de la casa, interpretada en un estilo único. Un champagne sublime cuya frescura y pureza son el preludio estimulante a una explosión de cítricos crujientes y notas florales frescas.
La Maison sigue fiel a su visión de la gastronomía que une lo bello con lo bueno para transformar cada plato en una obra de arte en perfecta armonía. Una experiencia sensorial única, tanto visual como gustativa.
Una experiencia de aroma excepcional, es la máxima expresión del pensamiento de la Maison Perrier-Jouët, que reinventa naturaleza para crear extraordinarios momentos de puro deleite.
Nota de Cata:
Vista: Claro y luminoso. Opalino, con matices verdes y una mousse persistente.
Nariz: Aromas generosos a la par que delicados en nariz: flor de lila y frutas blancas jóvenes, entre las que destacan el melocotón y el pomelo. Las notas de naranja confitada, vainilla y nata aportan su sutil suntuosidad al bouquet.
Boca: El ataque es fresco, picante y sugerente. En boca es tan delicado como dinámico, y su magnífico cuerpo seduce al paladar.
Maison Perrier-Jouët
La maison trabaja con pequeños volúmenes, y a lo largo de sus dos siglos de historia solamente ha contado con 7 jefes de bodega para privilegiar la peculiaridad sobre el volumen. Estos jefes han conseguido conservar intactos los tesoros de la bodega, como por ejemplo, el Perrier-Jouët 1825, el vino más antiguo, aún existente en Champagne, que reposa en el particular Edén de esta casa. Hervé Deschamps, Chef de Caves desde 1993 y actual depositario de esta herencia, representa bien esta filosofía de artesanos creadores diseñando cada cuvée como una obra única, a la manera de un artesano del vino.
Perrier-Jouët cuenta con 65 hectáreas de viñedo propio, casi exclusivamente calificadas como Grand Crus (99,2%), con la mejor uva Chardonnay de la Côte des Blancs (las mejores parcelas de Cramant). Son vides excepcionales, ubicadas inmejorablemente en el “triángulo mágico del Champagne”. Esta variedad aporta delicadeza y elegancia. Por otro lado, la Pinot noir aporta estructura al vino y lo realza sin dominarlo. Por último, la Meunier juega el papel idóneo en la combinación de las dos anteriores variedades, ayudando a aportar rotundidad, sabor afrutado y equilibrio al vino.
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